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Estación Naranjo

Mis abuelos tuvieron nueve hijos, ocho mujeres y mi papá; desde hace un tiempo he pensado que sería más preciso decir que tuvieron nueve hijas. El único lugar donde vivieron bajo el mismo techo fue Estación Naranjo. Ningún familiar mío vive ahí actualmente, con el tiempo se han ido repartiendo por el norte del país. Mi padre es el único Norzagaray Gámez que habita la Ciudad de México en estos tiempos convulsionados. Yo soy el único hijo varón del único hijo varón de mis abuelos paternos. Y eso pesa cuando la brújula de la sangre apunta al norte. Siempre he sentido que soy sinaloense, siempre he renegado de haber nacido chilango, siento que tengo la geografía dislocada.

La historia de mi familia es simple, común. Tal vez demasiado, otra historia familiar de migración hacia las capitales. Atrás la tierra, delante el futuro. En Estación Naranjo el tren de pasajeros desapareció y con él el sustento de miles de personas. En Uruguay hay cientos de estaciones que desaparecieron. Paradójicamente, desaparecidos los vagones, familias y pueblos enteros tuvieron que ponerse en movimiento. Desapareció el trabajo, desapareció el sustento, desapareció la gente.

Escribo desapareció y las ausencias revientan en mis dedos.

¿Cuánto pesa el aire que respiran 30 mil personas que ya no están? ¿Cuánta tierra se necesita para enterrar 200 mil cuerpos de todos tamaños? La cuerda que une las estaciones de trenes abandonadas con las poblaciones azotadas por la guerra que se vive en México es más corta de lo que parece.

Este proyecto se propone indagar en las vías que conectan las migraciones socioeconómicas en el noroeste de México durante la segunda mitad del siglo XX, los desplazamientos geográficos/emocionales provocados por la actual violencia en el país y la reconfiguración de los pueblos y sus habitantes a partir de la desaparición del tren de pasajeros. Pero también intenta ahondar en la historia de mi familia, hacer las preguntas que no he hecho y visitar los lugares y los tiempos que me expliquen esta nostalgia del presente. Quizá poder encontrar respuestas, o al menos preguntas para hacerle a este tiempo sangre mío, tiempo ausencia, tiempo dolor nuestro. Cuando era niño no pensaba que el desasosiego sonara a ráfaga de balas y silencios compartidos

Marco Norzagaray

Marco Antonio Norzagaray Natera es un creador escénico mexicano egresado de la licenciatura en actuación de la Casa del Teatro.

 Asimismo realizó estudios de Historia  en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Fue becario del Programa de Creadores Escénicos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, México 2018 con el proyecto “Estación Naranjo”.

En 2016 fue becario del Fondo Iberescena para la  creación en residencia del proyecto “Cuerpos colectivos para el duelo” en Buenos Aires, Argentina .

Ha participado, como performer, creador y director en diversos espectáculos en México , Argentina y Chile destacándose la colaboración en el Programa  de Intervención de Espacios en abandono Teatro para el Fin del Mundo en México (TFM) y en el Festival de La Bestia que acompaña la migración Centroamericana a su paso por México rumbo a E.U.A..

 

Con el espectáculo “La mirada de Cobain” (2014) realizó una incursión en Uruguay en el marco de una gira internacional en distintos festivales y espacios en condiciones de abandono. 

Ha tomado talleres, seminarios y laboratorios con artistas internacionales tales como:  Ileana Dieguez, Antonio Salinas, Eugenio Barba, Peter Schumann, Ruby Tagle, Patricia Cardona, Luís de Tavira, Tomás Rojas , Nora Manneck y  Jorge Manzano.

Como docente se ha desempeñado en diversas instituciones e impartido talleres de teatro autorreferencial  en México, Argentina, Chile y Uruguay .

Fue asistente de Mariana García, Martín Acosta, Morris Savariego en Casa del Teatro y titular del  taller de Iniciación a la actuación.

Equipo
Dirección: Marco Norzagaray
Performers: Sol Menéndez, Nicolás Suárez, Lorena Granizal, Jessica Ortega, Luna Imaz, Susana Souto, Melanie Luzardo, Leticia Sarante, María José Paparamborda, Cecilia argüello.

Músico: Lucas Leites.

Fotografía: Patricia Acosta

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